Louis Pasteur


Louis Pasteur (27 de diciembre de 1822 - 28 de septiembre de 1895) fue un químico francés cuyos descubrimientos tuvieron enorme importancia en diversos campos de las ciencias naturales, sobre todo en la química y microbiología. A él se debe la técnica conocida como pasteurización.


Sus contribuciones en la química orgánica fueron el descubrimiento del dimorfismo del ácido tartárico, al observar al microscopio que el ácido racémico presentaba dos tipos de cristal, con simetría especular. Fue por lo tanto el descubridor de las formas dextrogiras y levógiras que desviaban el plano de polarización de la luz con el mismo ángulo pero en sentido contrario.

Nació el 27 de diciembre de 1822 en Dôle, Francia, donde transcurrió su infancia. De joven no fue un estudiante prometedor en ciencias naturales, demostrando mayor interés por la pintura. Tras pasar por la École Normal Supérieur se convirtió en Profesor de Física en el Liceo de Dijon, aunque su verdadero interés era ya la química. Entre los años 1847 y 1853 fue profesor de química en Dijon y luego en Estrasburgo, donde conoció a Marie Laurent, la hija del rector de la Universidad con quien contrajo matrimonio en 1854. Fue asimismo decano en la Universidad de Lille en 1854, en esa época estudió los problemas de la irregularidad de la fermentación alcohólica. En 1857 desempeñó el cargo de director de estudios científicos de la Escuela Normal de París, cuyo laboratorio dirigió a partir de 1867. Desde su creación en 1888 hasta su muerte fue director del instituto que lleva su nombre.


Las contribuciones de Pasteur a la ciencia fueron numerosas y se iniciaron con el descubrimiento de la isometría óptica (1848) mediante la cristalización del ácido arcémico, del cual obtuvo cristales de sus dos formas diferentes, lo que se considera el trabajo que dio origen a la estereoquímica.


Estudió también los procesos de fermentación, tanto alcohólica como butílica y láctica, y demostró que se deben a la presencia de microorganismos y que la eliminación de estos anula el fenómeno (pasteurización). Demostró el llamado efecto Pastreur, según el cual las levaduras tienen la capacidad de reproducirse en ausencia de oxígeno. Postuló la existencia de los gérmenes y logró demostrarla, con lo cual rebatió de manera definitiva la antigua teoría de la generación espontánea.







En 1865 Pasteur descubrió los mecanismos de transmisión de la pebrina, una enfermedad que afecta a los gusanos de seda y amenazaba hundir la industria francesa. Estudió en profundidad el problema y logró determinar que la afección estaba directamente relacionada con la presencia de unos cropúsculos que aparecían en la puesta efectuada por las hembras contaminadas. Como consecuencia de su trabajo enunció la llamada teoría germinal de las enfermedades, según la cual éstas se deben a la penetración. Después de 1870 Louis Pasteur orientó sus estudios a las enfermedades contagiosas, de las cuales supuso que se debían a gérmenes mictobianos infecciosos que habían logrado penetrar en el organismo enfermo. En 1881 inició sus estudios acerca del carbunco del ganado lanar y consiguió preparar una vacuna de bacterias desactivadas. la primera en la historia.


La continuación de sus investigaciones le permitió desarrollar la vacuna contra la rabia, o hidrofobia, cuyo virus combatió con una vacuna lograda mediante inocuaciones sucesivas en conejos, de los que obtenia extractos menos virulentos. La efectividad de esta vacuna, su última gran aportación en el campo de la ciencia, se probó con éxito el 6 de julio de 1885, con el niño Joseph Meister, que había sido mordido por un perro rabioso, y gracias a la vacuna no llegó a desarrollar la hidrofobia. Este éxito espectacular tuvo una gran resonancia, así como consecuencias de orden práctico para el científico, quien hasta entonces había trabajado con medios más bien precarios.


Algunos de sus contemporáneos, como el eminente químico alemán Justus von Liebing, insistían en que la fermentación era un proceso químico y que no requería la intervención de ningún organismo. Con la ayuda de un microscopio pasteur descubrió que, en realidad, intervenían dos organismos (dos variedades de levaduras), claves del proceso. 


Utilizó un nuevo método para eliminar los microorganismos que pueden degradar el vino, la cerveza o la leche, después de encerrar el líquido en cubos bien sellados y elevando su temperatura hasta los 44 grados durante un corto tiempo. A pesar del rechazo inicial de la industria ante la idea de calentar vino, un experimento controlado con lotes de vino calentado y sin calentar demostró la efectividad del procedimiento. Había nacido la pasteurización, el proceso que actualmente garantiza la seguridad de numerosos productos alimenticios del mundo.






Habiendo solucionado el problema de la industria vinícola tan brillantemente, fue lógico que cuando una enfermedad en los gusanos de seda empezó a arruinar esta industria en el sur de Francia, llamaron de nuevo a Louis Pasteur. Éste no sabía nada de gusanos de seda, pero cuando apuntó su microscopio, identificó un parásito que infestaba a los gusanos y a las hojas de las cuales se alimentaba. Su diagnóstico fue drástico: los gusanos y las hojas infectadas debían ser destruidas y reemplazados por otros nuevos.

Su trabajo con los gusanos de seda atrajo su atención hacia el resto de enfermedades contagiosas. La idea de que las enfermedades pueden ser transmitidas entre criaturas vivientes era una anatema. Se trataba de otros de esos puntos débiles que hoy en día se consideran inexplicables. No obstante, no había nada obvio en la idea de una enfermedad contagiosa. 

Uno de los más famosos cirujanos que siguió sus consejos fue el británico Joseph Lister, quien desarrolló las ideas de Pasteur y las sistematizó en 1865. Lister es considerado hoy en día el padre de la antisepsia moderna y realizó cambios radicales en el modo en el que se realizaban las operaciones: los doctores debían lavarse las manos y utilizar guantes, el instrumental debía esterilizarse justo antes de ser usado, había que limpiar las heridas con una disolución de ácido carbónico (mataban los microorganismos). Antes de Lister y Pasteur pasar por el quirófano era, en muchos casos, una sentencia de gangrena y muerte.

En 1880 Pasteur se encontraba realizando experimentos con pollos para determinar los mecanismos de transmisión de la bacteria responsable del Cólera aviar que acababa con muchos de ellos. Junto a su ayudante inoculaba la bacteria (Pasteurella multocida) a pollos y evaluaba el proceso de la enfermedad.




La historia cuenta que Pasteur iba a tomarse unas vacaciones, y encargó a Chamberlad (su ayudante) que inoculase a un grupo de pollos con un cultivo con una bacteria, antes de irse el propio ayudante de vacaciones. Pero éste olvidó hacerlo y se tomó sus vacaciones. Cuando los dos regresaron los pollos estaban sin infectar y el cultivo de bacterias no había cambiado, aunque ya estaba bastante debilitado. A pesar de ello, Chamberlad inoculó a los pollos, quienes desarrollaron algunos síntomas leves, aunque no murieron.

El ayudante, sin comprender, estaba por matar a los animales y comenzó nuevamente, cuando Pasteur lo detuvo: la idea de la vacunación era conocida desde 1796 y Pasteur la conocía. Expuso a los pollos una vez más a la cólera y nuevamente sobrevivieron pues habían desarrollado respuesta inmune. Pasteur no desarrolló la primera vacuna, aunque sí la primera vacuna de bacterias artificialmente debilitadas. A partir de ese momento no fue necesario encontrar bacterias adecuadas para las vacunas, las propias bacterias debilitadas de la enfermedad a derrotar servían.

En sus estudios contra la rabia utilizaba conejos infectados con la enfermedad, y cuando éstos morían secaba su tejido nervioso para debilitar el agente patógeno que la produce, que hoy sabemos que es un virus. En 1885, un niño, Hoseph Meister, fue mordido por un perro rabioso, cuando la vacuna de Pasteur solo se había probado con unos cuantos perros. El niño iba a morir sin ninguna duda cuando desarrollase la enfermedad , pero Pasteur no era médico, de modo que si lo trataba con una vacuna sin probar suficientemente podría acarrerar un problema legal. Sin embargo, tras consultar con sus colegas, el químico se decidió a inocular la vacuna al muchacho. El tratamiento tuvo un éxito absoluto, el niño se recuperó de las heridas y nunca desarrolló la rabia y Pasteur, lejos de acabar en el banquillo, fue alabado una vez más como un héroe.

Expuso la Teoría germinal de las enfermedades, según la cual toda enfermedad infecciosa tiene su causa en un germen con capacidad para propagarse entre las personas. Esta sencilla idea representa el inicio de la medicina científica, al demostrar que la enfermedades el efecto visible (signos y síntomas) de una causa que puede ser buscada y eliminada mediante un tratamiento específico. En el caso de las enfermedades infecciosas, se debe buscar el germen causante de cada enfermedad para hallar un modo de combatirlo. Por sus trabajos es considerado el pionero de la microbiología moderna, que inicia la llamada Edad de Oro de la Microbiología. En 1973, la Unión Astronómica Internacional acordó homenajear su persona poniendo su apellido al cráter Pasteur del planeta Marte.





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